Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.
Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda.
En una playa llena de paz, al atardecer, un grupo de amigos se encuentran mirando al cielo, despejado y bello. Después del cansancio físico que llega por tanta diversión, ¿Qué les impide irse?
Un papalote*, volando a lo alto junto con sus esperanzas, tan apacible y vivaz, les recuerda que hay detalles, inumerables pequeños grandes detalles que todos ellos tienen en común. Estos detalles, son los recuerdos que, como este cometa, comparten entre sí…
La familia es una colección de amigos de por vida, si sabes apreciarlas bien. Por ello, los primeros recuerdos que hacemos volar en nuestros cielos, son de estos invaluables amigos íntimos. Ten cuidado de tus papalotes, cuida que nunca se escapen a la inmensidad del olvido, porque es doloroso saber que nuestra memoria se ha fugado… Sigue leyendo «Mariposa de papel…»
Rickartz | Todo tiene respuesta. 