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Lluvia en tres actos: Derrota, Paz, Amor

 

Lluvia en tres actos...

Acto 1 – Derrota

Hoy me levanté a las 5 de la mañana. No me acostumbro a levantarme tan temprano, pero este trabajo era la única opción que me quedaba. Lentamente me vestí por el frío, y, al salir, un puñetazo de agua helada derrotó mi esperanza de un buen día.

¡El último de mis males! ¡Lluvia! Caminando al trabajo, pensaba que mi mayor sueño, no sería más que un sueño, pues hoy mi nuevo jefe me daría la peor mala noticia. Y así, oculto bajo mi diminuto paraguas, me escondía sin lograrlo de un omnipresente monstruo gris, me enfrentaba a un gigante hecho de agua, y yo armado únicamente con mi mal humor y este círculo de plástico como escudo.

Y cuando la batalla terminó, mis pies empapados rechinaban mi derrota, en la pequeña oficina que también goteaba derrota, de modo que lo que goteaba ya no era agua, sino mi vergüenza líquida.

Acto 2 – Paz

Es la hora de la comida, y estoy muy nervioso. Una amiga espera a hablar con el jefe, y luego sigo yo. No sé cómo explicarle que, en mi primer día, pediré permiso para ir a una asamblea muy importante para mi. Sé que me lo negará. Pero es imposible para mi no preguntarle. Ésta asamblea sería el inicio de una vida fabulosa, con pocas nubes y un Sol en el horizonte.

La chica se va, sonriente, el jefe ha dejado de hablar con ella, por lo que él se va a comer. Es mi turno.

Una ligera llovizna caía suavemente sobre nosotros, cuando lo abordé. Él comía en el parque, despreocupado del agua que el cielo le obsequiaba. Le expliqué con total franqueza lo que deseaba, seguro de su negativa. No omití que no era justificación suficiente como para faltar tres días de trabajo, pero a mi favor dije que el mensaje de aquélla asamblea me haría un mejor empleado, y mejor persona. La llovizna entró en la conversación, añadiendo un silencio incómodo. El jefe, sonriendo, contestó que estaba enterado de ese evento. No recuerdo qué más palabras dijo. No recuerdo cuánto le agradecí. Básicamente, sólo debía devolver las horas prestadas.

Caminando de vuelta a la oficina, recordé porqué este trabajo era mi única opción: Quería reformar mi vida. Y este trabajo era el único que me lo permitía. Antes, tenía uno mucho mejor, pero en éste tengo más tiempo. Y en ésta vida, eso necesitamos: tiempo. Tiempo para ayudarnos, para ayudar a alguien más…

Miré al cielo, y la lluvia cariñosamente me besó. Sentí mucha paz, y me quedé de pie, tomándome el tiempo observando, sintiendo este paraíso acuático, con árboles inmensos que se extienden al cielo mismo, y cuyas finas y azules hojas jamás dejan de caer. Agradecí a Aquél que me dió todo esto: Gracias por enseñarme a a tomar las decisiones correctas…

Acto 3 – Amor

Saliendo de trabajar, está empezando a anochecer. La lluvia continúa sobre mí, pero ahora nos llevamos muy bien, hicimos las paces ésta tarde. Y en este momento, me aconseja tomar un café caliente. Voy al restaurante enfrente de la oficina, pido uno, y observo a la chica sonriente que habló con el jefe antes que yo. La lluvia la convenció también a venir aquí. Me acerco y la saludo, y ella me contesta con su habitual sonrisa. Le comento que tenemos una amiga en común, y ella ríe con ganas al enterarse que hablo de la lluvia. Hablamos un gran rato, descubro que ella es muy interesante.

Mira de pronto por la ventana, sorprendida: ¡Está lloviendo a cántaros! Le pregunto el porqué de su preocupación, y me cuenta que debía visitar a alguien muy importante para ella: su padre. Pero ahora no podrá llegar a tiempo. La lluvia frustró sus planes de hacer feliz a alguien que amaba…

Miré la ventana, y lo comprendí todo: La lluvia jamás haría nada malo. Somos nosotros quienes así lo vemos. Mi cómplice meteorológica me había dado la oportunidad de ser aquél caballero que salva a la dama de su malvado destino.

Y así, debajo de mi pequeño paraguas, ella y yo caminábamos muy cómodos con nosotros mismos. Nuestros pasos se sincronizaron y la lluvia a cántaros no bastó para detener nuestras sonrisas. Caminamos sin noción del tiempo, por elegantes pistas de hielo negro que sustituían a las calles, mientras los faroles nos mostraban nieve líquida que parecía flotar alrededor nuestro. Todo era perfecto.

Una brisa traviesa nos robó el paraguas, y las carcajadas entre ella y  yo jamás se olvidarán. Por fin la lluvia se volvió llovizna, poco a poco, no queriendo abandonarnos. Yo tampoco quería que se fuera. El ambiente se volvió tranquilo, ya habíamos llegado a la casa de su padre. Y ella me miró fijamente.

Me preguntó si quería salir con ella el fin de semana. La lluvia se detenía y yo también. Aquello me paralizó: La asamblea era el mismo día. No podía elegir entre mi nueva vida, y -quizá- mi nuevo amor…

Le dije con delicadeza que tenía algo muy importante que hacer este fin de semana. Ella se mostró muy triste. Le expliqué que era algo que transformaría mi futuro, que movería los engranes dentro de mi, convirtiéndome en algo mejor. Ella me miró a los ojos, y hubo algo en su rostro, acompañado con ésas gotas de lluvia, un brillo, que me cautivó.

Al volver a mi casa, la lluvia se detuvo por completo. Miré al cielo, y por primera vez pude verlo: vi la Luna menguante, y algunas estrellas. Sonreí.

Esta lluvia me acompañó todo este día, y recordé que aunque la odié al principio, no me abandonó; y siguió conmigo, transformando mi día, haciéndome ver de modo diferente cada uno de mis pasos. Y convirtió momentos en cosas maravillosas, se hizo mi compañera y cómplice, me ayudó cuando no se lo pedí, y me dejó tomar mis propias decisiones, aconsejándome sin oprimirme. Esta lluvia no era sólo lluvia. Era símbolo de alguien más grande, que cuida siempre de mí.

Miré al cielo por segunda vez, y le sonreí a la Luna en forma de sonrisa. Y agradecí a Jehová Dios, todas sus bendiciones en forma de gotas de lluvia: incontables. Y me acosté temprano, sabiendo que mañana, iría a un nuevo destino, a la Asamblea de Distrito de los Testigos de Jehová, acompañado de una chica, muy amiga mía, que habló hoy con nuestro jefe, al igual que yo, para pedirle permiso para ir a la misma asamblea que la mía…

La lluvia me recordó, que en ésta historia, el protagonista no soy yo, sino Aquél que me ama más que yo mismo…

«Aquel que está cubriendo de nubes los cielos, Aquel que prepara lluvia para la tierra…»

-Salmos 147:8

Fuente: Inspiración en Asamblea… (https://rickartz.wordpress.com/)

Autor:

Mi objetivo es encontrar mi lugar en el ámbito laboral, en el que encuentre un balance entre lo que deseo hacer, y lo que hago para ganarme la vida. Por eso elegí la enseñanza de lenguas, una rama del conocimiento que me ha apasionado desde que pude entender su belleza.

6 comentarios sobre “Lluvia en tres actos: Derrota, Paz, Amor

  1. esta buenisimo, en realidad suele pasar eso, odiar la lluvia, pero la lluvia no hace mas que hacer los dias diferentes, te hace valiente, seguir con tus mismas actvidades en medio de la humedad constante. aveces la lluvia hace que te puedas dar cuenta de cuanta importantancia tienen las cosas para ti, si te quedas en casa xq llueve y no vas a dar estudio o a las reuniones o a las asamblea, eso solo demostró que no vale mucho para ti, pero si estas dispuesto a hacerlo con un paraguas y unas botitas de plastico, sin duda que hay amor, aprecio, respeto y dedicacion en lo que estas haciendo, ya que es para jehova y para e projimo. a mi me encanta la lluvia, porque me pone a prueba y me enseña a ser valiente. gracias por la historia, estuvo linda, incluso el final, dicen que despues de la tormenta viene la calma, y jehova nos regala un cielo tachonado y una hermosa sonrisa dibujada en la luna, asi jehova siento q jehova me regala su aprobación. qe fino que es nuestro amado padre, con su lluvia, su cielo,sus estrellas, su bellisima luna, que estan para engreirnos y mimarnos en medio de todo lo que intente derrumbar nuestro disfrute de la vida. (salmos145:16″ Estás abriendo tu mano
    y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.» )

  2. wooow vaya que la lluvia siempre a sido indirectmente amiga del hombre, a mi en tiempos pasados me paso algo similar con una chica que fue muy especial para mi. Me gusto la entrada enespecial esta frase «Miré la ventana, y lo comprendí todo: La lluvia jamás haría nada malo. Somos nosotros quienes así lo vemos.» gracias por compartir esto que nos ayuda a muchas personas a ver las cosas de distinta manera y Saludos!!

  3. Amei essa história tua do dia de chuva. Muito linda e tua escrita é súper!!!! Escreve com um sentimento admirável. Queria saber os capítulos posteriores dessa sua historia com a chica rsrsrs. Nota 1.000 hermanito!!!! Jeová te dê tudo que desejas, sabedoria sempre. E, ele já está te dando. Excelente rapaz, bom filho, bom irmão, boa gente. Jeová esteja sempre contigo. Abraços.

Exprésate, amigo(a)...